martes, 27 de noviembre de 2007

INFORMACION SOBRE DROGAS: CRACK Y COCAINA


Crack y la Cocaína

La cocaína es una droga estimulante y altamente adictiva. La sal de clorhidrato, la forma en polvo de la cocaína, se puede inhalar o disolver en agua para inyectarse. El crack es la cocaína que no ha sido neutralizada por un ácido para convertirse en sal de clorhidrato. Este tipo de cocaína viene en forma de cristales de roca que se pueden calentar y cuyos vapores se pueden fumar. El término "crack" se refiere al crujido que se oye cuando se calientan los cristales.*No importa la forma ni la frecuencia de consumo, el usuario de cocaína se expone a tener una emergencia cardiovascular o cerebrovascular aguda, como un ataque al corazón o al cerebro (éste último también conocido como apoplejía, embolia, derrame cerebral o trombosis en español y como "stroke" en inglés), que pueden resultar en la muerte súbita. Las muertes relacionadas con la cocaína a menudo son el resultado de un paro cardiaco o una convulsión seguida de un paro respiratorio.
Peligros para la salud
La cocaína es un estimulante poderoso del sistema nervioso central que interfiere con el proceso de reabsorción de la dopamina, un mensajero químico asociado con el placer y el movimiento. La acumulación de la dopamina resulta en una estimulación continua de las neuronas “receptoras”, lo cual está asociado con la euforia comúnmente reportada por las personas que abusan de la cocaína. Los efectos físicos del consumo de la cocaína incluyen constricción de los vasos sanguíneos, dilatación de las pupilas y aumento en la temperatura corporal, frecuencia cardiaca y presión arterial. La duración de los efectos eufóricos inmediatos de la cocaína (que incluyen hiperestimulación, agudeza mental y disminución de la fatiga) dependen de la forma de administración. Cuanto más rápida sea la absorción, más intensa será la euforia pero más breve será su duración. La euforia puede durar de 15 a 30 minutos si se inhala la cocaína, y de 5 a 10 minutos si se fuma. Un aumento en el uso de cocaína puede reducir el período de tiempo de euforia en el usuario y aumentar el riesgo de adicción. Algunas de las personas que usan cocaína informan sentir desasosiego, irritabilidad y ansiedad. Se puede desarrollar tolerancia a la euforia y muchos son los adictos que informan tratar en vano de conseguir que la droga les produzca el mismo placer que sintieron la primera vez que la usaron. Ciertos usuarios aumentan su dosis para intensificar y prolongar los efectos eufóricos. Así como se puede desarrollar tolerancia a la euforia, hay usuarios que también pueden volverse más sensibles a los efectos anestésicos y convulsivos de la cocaína. Este aumento de la sensibilidad puede explicar algunas de las muertes que ocurren después de consumir dosis aparentemente bajas de cocaína. Episodios de uso sostenido y repetido de cocaína, en dosis cada vez más altas, pueden llevar a un estado creciente de irritabilidad, desasosiego y paranoia. Esto puede resultar en un período de psicosis paranoica total en la que el usuario pierde el sentido de la realidad y padece de alucinaciones auditivas. Otras complicaciones asociadas con el uso de la cocaína incluyen alteraciones en el ritmo cardiaco, ataques al corazón o al cerebro, dolor en el pecho, falla respiratoria, convulsiones, dolor de cabeza y complicaciones gastrointestinales tales como dolor abdominal y náusea. Ya que la cocaína tiene la tendencia a disminuir el apetito, muchos usuarios habituales pueden presentar signos de desnutrición. Las diferentes maneras de consumo de la cocaína pueden ocasionar diferentes efectos adversos. Por ejemplo, la inhalación regular de la cocaína puede llevar a la pérdida del sentido del olfato, sangrados nasales, problemas para tragar, ronquera y secreción nasal crónica. La ingestión de cocaína puede causar gangrena intestinal grave debido a la reducción del flujo sanguíneo al intestino. Las personas que se inyectan cocaína pueden experimentar una reacción alérgica aguda y al igual que cualquier usuario de drogas inyectables, tienen mayor riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades de transmisión sanguínea.

Un peligro adicional: el etileno de cocaínaCuando las personas combinan el consumo de cocaína con alcohol, están agravando el peligro que presenta cada una de estas drogas y, sin saberlo, realizan en sus propios cuerpos un experimento químico complejo. Varios investigadores han encontrado que al combinar el uso de cocaína con alcohol, el hígado humano fabrica una tercera sustancia, el etileno de cocaína, que intensifica los efectos eufóricos de la cocaína y potencialmente aumenta el riesgo de muerte repentina.
Peligros para la salud
La cocaína es un estimulante poderoso del sistema nervioso central que interfiere con el proceso de reabsorción de la dopamina, un mensajero químico asociado con el placer y el movimiento. La acumulación de la dopamina resulta en una estimulación continua de las neuronas “receptoras”, lo cual está asociado con la euforia comúnmente reportada por las personas que abusan de la cocaína. Los efectos físicos del consumo de la cocaína incluyen constricción de los vasos sanguíneos, dilatación de las pupilas y aumento en la temperatura corporal, frecuencia cardiaca y presión arterial. La duración de los efectos eufóricos inmediatos de la cocaína (que incluyen hiperestimulación, agudeza mental y disminución de la fatiga) dependen de la forma de administración. Cuanto más rápida sea la absorción, más intensa será la euforia pero más breve será su duración. La euforia puede durar de 15 a 30 minutos si se inhala la cocaína, y de 5 a 10 minutos si se fuma. Un aumento en el uso de cocaína puede reducir el período de tiempo de euforia en el usuario y aumentar el riesgo de adicción. Algunas de las personas que usan cocaína informan sentir desasosiego, irritabilidad y ansiedad. Se puede desarrollar tolerancia a la euforia y muchos son los adictos que informan tratar en vano de conseguir que la droga les produzca el mismo placer que sintieron la primera vez que la usaron. Ciertos usuarios aumentan su dosis para intensificar y prolongar los efectos eufóricos. Así como se puede desarrollar tolerancia a la euforia, hay usuarios que también pueden volverse más sensibles a los efectos anestésicos y convulsivos de la cocaína. Este aumento de la sensibilidad puede explicar algunas de las muertes que ocurren después de consumir dosis aparentemente bajas de cocaína. Episodios de uso sostenido y repetido de cocaína, en dosis cada vez más altas, pueden llevar a un estado creciente de irritabilidad, desasosiego y paranoia. Esto puede resultar en un período de psicosis paranoica total en la que el usuario pierde el sentido de la realidad y padece de alucinaciones auditivas. Otras complicaciones asociadas con el uso de la cocaína incluyen alteraciones en el ritmo cardiaco, ataques al corazón o al cerebro, dolor en el pecho, falla respiratoria, convulsiones, dolor de cabeza y complicaciones gastrointestinales tales como dolor abdominal y náusea. Ya que la cocaína tiene la tendencia a disminuir el apetito, muchos usuarios habituales pueden presentar signos de desnutrición. Las diferentes maneras de consumo de la cocaína pueden ocasionar diferentes efectos adversos. Por ejemplo, la inhalación regular de la cocaína puede llevar a la pérdida del sentido del olfato, sangrados nasales, problemas para tragar, ronquera y secreción nasal crónica. La ingestión de cocaína puede causar gangrena intestinal grave debido a la reducción del flujo sanguíneo al intestino. Las personas que se inyectan cocaína pueden experimentar una reacción alérgica aguda y al igual que cualquier usuario de drogas inyectables, tienen mayor riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades de transmisión sanguínea.

Un peligro adicional: el etileno de cocaína .Cuando las personas combinan el consumo de cocaína con alcohol, están agravando el peligro que presenta cada una de estas drogas y, sin saberlo, realizan en sus propios cuerpos un experimento químico complejo. Varios investigadores auspiciados por el NIDA han encontrado que al combinar el uso de cocaína con alcohol, el hígado humano fabrica una tercera sustancia, el etileno de cocaína, que intensifica los efectos eufóricos de la cocaína y potencialmente aumenta el riesgo de muerte repentina.

INFORMACION SOBRE DROGAS : EL PACO


INFORMACION SOBRE DROGAS: MARIHUANA


La Marihuana

La marihuana es la droga ilícita de abuso más frecuente. Es una mezcla gris verdosa de flores, tallos, semillas y hojas secas y picadas de la planta de cáñamo, Cannabis sativa, que generalmente se fuma en forma de cigarrillo (porros, canutos, churros o "joints" o "nail" en inglés), o en pipa ("bong"). Además se fuma en forma de "blunts", que son puros o cigarros a los que se les saca el tabaco y se rellenan con marihuana, a menudo mezclada con otra droga. También se puede mezclar en la comida o beber como una infusión (té). Su forma más concentrada y resinosa se llama hachís y en la forma de líquido negro pegajoso se conoce como aceite de hachís. El humo de la marihuana tiene un olor pungente característico, que es usualmente agridulce. Hay innumerables términos callejeros para la marihuana incluyendo hierba, pasto, maría, en español. La principal sustancia química activa en la marihuana es el delta-9-tetrahidrocanabinol (THC). Las membranas de ciertas células nerviosas cerebrales contienen receptores de proteína que se adhieren al THC. Una vez que ya esté asegurado en un lugar, el TCH lanza una serie de reacciones celulares que finalmente llevan al "high" o euforia que los usuarios experimentan cuando fuman marihuana.
Efectos en el cerebro
Los científicos han aprendido mucho sobre cómo el THC actúa en el cerebro para producir sus numerosos efectos. Cuando se fuma la marihuana, el THC pasa rápidamente de los pulmones al torrente sanguíneo, que transporta esta sustancia química a los órganos en todo el cuerpo, incluyendo el cerebro.En el cerebro, el THC se conecta a sitios específicos en las células nerviosas llamados receptores de canabinoides, e influye su actividad. Algunas áreas cerebrales tienen muchos receptores de canabinoides; otras tienen pocos o ninguno. Muchos receptores de canabinoides se encuentran en las partes del cerebro que influyen el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, las percepciones sensoriales y del tiempo y el movimiento coordinado(4).Los efectos a corto plazo del uso de marihuana pueden incluir problemas con la memoria y el aprendizaje; la percepción distorsionada; dificultad para pensar y solucionar problemas; pérdida de la coordinación; y un aumento en el ritmo cardiaco. Los hallazgos de las investigaciones sobre el uso a largo plazo de la marihuana indican algunos cambios en el cerebro similares a aquellos que se ven después del uso a largo plazo de otras de las principales drogas de abuso. Por ejemplo, la abstinencia de los canabinoides (el THC o formas sintéticas del THC) en animales que han sido expuestos crónicamente a esta sustancia, lleva a un aumento en la activación del sistema de repuesta al estrés(5) y a cambios en la actividad de las células nerviosas que contienen dopamina(6). Las neuronas dopaminérgicas, es decir las que utilizan la dopamina, están involucradas en la regulación de la motivación y la compensación, y están directamente o indirectamente afectadas por todas las drogas de abuso.
Efectos sobre el corazón
Un estudio revela que durante la primera hora después de haber fumado marihuana, el riesgo de sufrir un ataque al corazón se cuadruplica(7). Los investigadores sugieren que tal resultado puede ocurrir debido a los efectos de la marihuana sobre la presión arterial y el ritmo cardiaco así como por la reducción resultante en la capacidad sanguínea para transportar oxígeno.
Efectos sobre los pulmones
Un estudio de 450 personas encontró que quienes fuman marihuana frecuentemente aunque no fumen tabaco, tienen más problemas de salud y pierden más días de trabajo que los no fumadores(8). Muchos de estos días adicionales de enfermedad entre los fumadores de marihuana en el estudio fueron debido a enfermedades respiratorias.Aún el uso infrecuente puede causar quemazón y ardor en la boca y en la garganta, a menudo acompañados de una tos fuerte. Alguien que fuma marihuana regularmente puede tener muchos de los mismos problemas respiratorios que los que tienen los fumadores de tabaco, como tos y producción de flema a diario, mayor frecuencia de enfermedades agudas del pecho, un riesgo más alto de infecciones pulmonares y una tendencia mayor a la obstrucción de las vías respiratorias(9). Fumar marihuana probablemente aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de la cabeza o del cuello. Un estudio que compara 173 pacientes con cáncer y 176 personas saludables produjo evidencia que el fumar marihuana duplica o triplica el riesgo de desarrollar estos tipos de cáncer(10).El uso de marihuana tiene el potencial para causar cáncer de los pulmones y de otras partes de las vías respiratorias porque contiene irritantes y carcinógenos(9,11). De hecho, el humo de la marihuana contiene entre 50 y 70 por ciento más hidrocarburos carcinógenos que el humo del tabaco(12). También induce niveles altos de una enzima que convierte ciertos hidrocarburos a su forma carcinógena. Estos niveles altos pueden acelerar los cambios que finalmente producen las células malignas(13). Los usuarios de marihuana generalmente inhalan más profundamente y sostienen su respiración durante más tiempo que los fumadores de tabaco, lo que aumenta la exposición de los pulmones al humo carcinógeno. Estos hechos sugieren que, fumada por fumada, el hábito de fumar marihuana puede aumentar el riesgo de cáncer aún más que fumar tabaco.
Otros efectos en la salud
Algunos de los efectos adversos de la marihuana a la salud pueden ocurrir porque el THC deteriora la habilidad del sistema inmunológico para combatir enfermedades infecciosas. En los experimentos de laboratorio que exponen células animales y humanas al THC y a otros ingredientes de la marihuana, hubo una inhibición en las reacciones normales para prevenir las enfermedades de muchos tipos clave de células inmunológicas(14). En otros estudios, los ratones expuestos al THC o a sustancias relacionadas tenían más probabilidad de desarrollar infecciones bacterianas y tumores que los ratones no expuestos(15,16).
AGENDA 2007


LUNES 3 DE DICIEMBRE / 16 HS EN EL C.C. BORGES (VIAMONTE Y SAN MARTIN)
“JORNADA DE PREVENCION DE LAS ADICCIONES ”


MIERCOLES 12 DE DICIEMBRE/ 16 HS EN EL SADOP (PERON 2625)
“JORNADA SOBRE SOCIEDAD, EDUCACION Y DROGAS


VIERNES 14 DE DICIEMBRE/
LANZAMIENTO DE TECNICATURA EN PREVENCION DE LAS ADICCIONES”


miércoles, 21 de noviembre de 2007

CASA FLORES: DONDE VIVE LA ESPERANZA


Lucha contra el paco
Tratan a adictos en forma ambulatoria
En Flores funciona el primer centro de tratamiento de adictos al paco para mayores de edad de la Ciudad. La novedad es que concurren durante el día a las sesiones y a la noche regresan a sus casas. El acompañamiento de las familias es una de las claves para que la terapia funcione. Por ejemplo, les piden que los adictos no manejen dinero. El fracaso de otros sistemas en los que los menores son institucionalizados. Entre los pacientes hay jóvenes de clase media, de barrios como Villa Crespo o Villa del Parque. El paco es una de las drogas que genera más adicción.
Agustina Larrea

“Ahora me levanto y mi mamá me dice: ‘Buen día’. ¿Sabés lo lindo que es que tu mamá te diga buen día?”, pregunta Jonathan, que tiene 19 años y lleva un mes y 14 días sin consumir paco. El junto a trece jóvenes más asisten a Casa Flores, el primer centro de tratamiento ambulatorio para adictos al PBC (pasta base de cocaína), inaugurado en abril de este año.
Ubicada en pleno barrio de Flores la “Casa del Paco”, como le dicen algunos, ofrece un método novedoso: se trata de un centro donde jóvenes y adultos –todos mayores de 18 años– pasan casi todo el día haciendo actividades grupales, deportes y recibiendo atención psicológica individualizada. Pero después de estar allí todo el día, ellos, a diferencia de otros adictos en recuperación que son “institucionalizados”, vuelven a sus casas.
“Se trata de una internación ambulatoria. Y aunque sean chicos grandes al principio tienen que ir y venir acompañados. Les pedimos a los familiares que los chicos no manejen dinero, por ejemplo, y que asistan a una reunión de padres semanal”, explica el sociólogo Ignacio O’Donnell, director de la Casa, que depende del Gobierno de la Ciudad.
En Casa Flores ya hay 14 jóvenes (diez varones y cuatro mujeres) que provienen de lugares diversos: “Tenemos chicos que vienen de hogares muy humildes, que viven cerca de alguna villa pero también hay chicos de clase media, de barrios como Villa Crespo o Villa del Parque”, explican los “operadores”, que son quienes atienden a los chicos que asisten al lugar.
“Nadie daba un mango por un tratamiento ambulatorio contra el paco, más que nada por el grado de compulsión de esta droga. Pero varios de estos chicos vienen de estar institucionalizados mucho tiempo y están cansados de ser maltratados y humillados. Por eso esto funciona, y desde el Estado”, remarca O’Donnell.
Una vez que el adicto se acerca a la sede, ubicada en Bonorino 884, tiene una entrevista con un psiquiatra, es revisado por un enfermero y recibe turnos para hacerse exámenes médicos en algún hospital. Al día siguiente ya puede incorporarse a los grupos y hacer todas las actividades que ofrece la Casa: desde los talleres grupales hasta ir a natación, entre otras disciplinas deportivas.


En los grupos, los chicos vuelcan todas sus experiencias. “Hay operadores que nos contienen pero tratamos siempre de resolver todo en grupo. Está bueno porque siempre a alguno le pasó algo parecido. Es como encontrar espejos”, cuenta María José, que va a la Casa desde que abrió. Marcelo, de 26 años y 51 días de recuperación, remata: “No estamos para darles consejos a nuestros compañeros, pero sí para contarles que nosotros pasamos por lo mismo. Al venir acompañado por alguien de la familia uno se siente apoyado y piensa las cosas dos veces antes de mandarse alguna”.
“En un adicto vos tenés un Dr. Jekyll y un Mr. Hyde conviviendo en una misma persona. Nosotros trabajamos con Jekyll, lo abrazamos fuerte. A Hyde lo dejamos que se maneje tranquilo y, si es necesario, intentamos fortalecerlo”, relata el director de la Casa.
A pesar de que han pasado apenas dos meses desde que abrió Casa Flores, los jóvenes van notando cambios en su conducta y, sobre todo, en sus familias. María José lo explica de esta forma: “En la mayoría de nuestros casos, nuestras casas eran un hotel para ir a dormir, bañarse y volver a salir. De repente, te das cuenta de que tenés mamá, papá, hermanos o alguien ahí al que le pasan cosas. Y sobre todo ves que nosotros no somos los únicos enfermos, que ellos también sufren nuestra enfermedad”.